Lo tengo todo para ser feliz... pero no lo soy
- manu bernardo
- hace 2 días
- 3 Min. de lectura
Actualizado: hace 13 horas
Saludos de nuevo, de parte del equipo de psicólogos de Santés en Barcelona. Hoy queremos empezar preguntando: ¿Alguna vez has sentido que, aunque todo parece ir bien en tu vida, algo dentro de ti no termina de encajar? Tienes trabajo, salud, personas cerca… pero no te sientes realmente bien. Te cuesta disfrutar, te invade una especie de vacío o desconexión emocional, y encima te preguntas: ¿qué me pasa si no tengo ningún motivo para estar mal?
Este tipo de malestar es más común de lo que parece, pero muchas veces pasa desapercibido porque no encaja con la idea que tenemos de “estar mal” o “tener un problema”. Hoy queremos ponerle nombre, validarlo y abrir una conversación que tal vez tú también necesitas.

Cuando el bienestar externo no basta
En los últimos años hemos avanzado mucho como sociedad en hablar sobre ansiedad, depresión o trauma. Pero hay un tipo de sufrimiento más silencioso, más difícil de nombrar, que suele esconderse detrás de vidas aparentemente estables: ese “algo” que pesa, que apaga el brillo de los días, aunque todo esté bien desde fuera. Esto puede tener muchas formas:
Dificultad para disfrutar de los pequeños momentos.
Sensación de vacío o aburrimiento constante.
Falta de motivación, aunque haya planes agradables.
Conexión superficial con las personas cercanas.
Culpa por no sentirte agradecido por lo que tienes.
Este malestar emocional no siempre encaja con un diagnóstico, pero sí tiene un impacto real en la calidad de vida. Y merece ser atendido.
No estás exagerando: esto tiene explicación
A veces se trata de una desconexión emocional acumulada. Quizá llevas tiempo funcionando en “modo automático”, resolviendo lo urgente sin parar, sin darte espacio para escucharte o cuidar lo que sientes.
Otras veces puede ser una consecuencia de haber aprendido a poner siempre “buena cara”, dejando de lado tus propias necesidades emocionales. Incluso puede venir de heridas antiguas, que siguen haciendo ruido en silencio.
También influye el contexto social: vivimos en una cultura que valora la productividad, el optimismo constante y el estar “bien” como una obligación. Esto hace que muchas personas se sientan mal por sentirse mal. En vez de escucharnos, intentamos taparlo con frases como “no me puedo quejar” o “hay gente mucho peor”. Pero el malestar no se soluciona a base de comparaciones.
Entonces… ¿qué puedo hacer con esto?
No hay soluciones mágicas, pero sí hay caminos. Aquí te dejamos algunas ideas que tal vez te ayuden a empezar:
Valida lo que sientes. Que no tengas “grandes motivos” no significa que no tengas derecho a sentirte mal.
Haz espacio para parar. A veces, para volver a conectar con lo que sentimos, necesitamos salir del piloto automático.
Cuida tu mundo emocional. No todo se resuelve desde la razón. ¿Hace cuánto no te preguntas cómo estás, de verdad?
Comparte lo que te pasa. Hablar con alguien de confianza —o con una terapeuta— puede ayudarte a ordenar lo que te pasa por dentro.
No lo tapes, escúchalo. Ese malestar es una señal. No de que algo esté roto, sino de que algo necesita atención y cuidado.
Te escuchamos
Si al leer esto has sentido que te describíamos, no estás solo/a. Desde Santés Psicología queremos decirte que lo que sientes es válido, que no es “poco” ni “exagerado”. A veces, lo que más cuesta reconocer es precisamente aquello que no tiene nombre claro.
Aquí estamos para ayudarte a ponerle palabras, sentido y cuidado a lo que estás viviendo.
📩 Puedes escribirnos por mail o pedir cita directamente.Nos encantará acompañarte en este proceso, con calidez y sin juicios. Puedes escribirnos directamente a hola@santespsicologia.com o pedir tu cita rellenando nuestro formulario al hacer clic aquí.
¡Estamos a tu lado para construir
una vida más libre,
consciente y auténtica!
Comments